Una de las primeras fofuchas que hicieron mi madre y mi hermana y que más éxito tuvo fue esta adorable abuela. A diferencia de casi todas las demás, esta no es personalizada, no retrata a nadie en concreto, pero creo que mire quien la mire todos encontramos algún parecido con alguien de la realidad. Tiene una dulzura especial que hace que nos recuerde a aquella abuelita que nos preparaba cosas ricas de pequeños.
La paleta de colores es realmente acertada y el dibujo de la cara inspira mucha dulzura. Mención aparte merecen las gafas hechas con alambre, un pequeño detalle que le da al conjunto ese aire tan personal.
La ropa está totalmente hecha de gomaeva: falda, jersey y chal. La flor del chal y los zapatos así como los puños de las mangas y los remates de los zapatos le confieren estilo propio.
El pelo es realmente especial. El flequillo ha sido tratado con calor para que se quede algo despintado y los mechones de la cabeza están plegados en sí mismos para que de esa sensación de recogido. Aquí tenéis el detalle del moño.
Esperamos que os haya gustado tanto como a nosotras porque la echamos mucho de menos. Si queréis aprender a hacer fofuchas tan cucas y bonicas como esta (me permito el alardear de ellas porque no las he hecho yo misma sino que son producto de las maravillosas manos de mi madre y mi hermana), apuntaos al monográfico que estamos preparando en nuestro taller de enseñanza. Escribidnos a info@tresele.com o llamad al 91 280 55 36 y decidnos el fin de semana que estéis disponible, intentaremos formar un grupo lo antes posible.