Tresele

mono goyas

 

Aunque he de decir/escribir que esto me da bastante vergüenza, no podía no escribir este post. Sí, esa de las fotos de arriba soy yo. Pero eso no es lo mejor de la foto, ni que esté haciendo un Pataky en la alfombra fucsia de los #Goyas2015. Lo mejor de la foto es el mono que llevo puesto. Yo, que no puedo ser menos fashionista, caí rendida ante este mono hecho a mano, con diseño exclusivo y completamente a mi medida. ¿Y quién me iba a hacer algo tan maravilloso? No podía ser otra que mi madre.

 

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Todo surgió a partir de saber que me tocaba trabajar este año en los Premios Goya. El tema estaba entre comprarse algo en Zara o llevar el vestido de nochevieja (que, por cierto, también me lo hizo mi madre). Así que como había que ir elegante, que no es precisamente mi fuerte, y yo quería ir de largo, se nos ocurrió un mono de pata de elefante.

Pero casi todos los monos de ahora van con corte a la cintura y a alguien con poca cintura como yo no le puede hacer peor figura.  Por lo que mi madre se sacó de esa cabecita privilegiada que tiene el diseño de este mono con corte imperio y espalda al descubierto. Y en un arrebato de creatividad decidió ponerle un cuello asimétrico. Si os fijáis, la parte ancha de delante se convierte en estrecha en la parte de detrás y viceversa. Y para darle el toque final, unos brillantitos que suben un poco el tono del look.

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La manga es francesa, hecha con gasa del mismo color y decorada con un puño con brillantes. El cuerpo va todo forrado y por dentro lleva cuatro presillas, dos en los hombros y otros dos en el final de la espalda. La cremallera va por la parte de detrás con una cremallera invisible.

 

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El toque final lo puso mi hermana con un recogido que ocultaba mis largas rastas. El maquillaje lo solucioné con un sencillo ojo ahumado y como complementos llevaba pendientes, un colgante y un reloj a juego. Una pena que en la foto salga con el tarjetón y la pulsera de acreditaciones. Una, que no posa nunca y cuando lo hace no piensa en los detalles.

Esa noche además de sentirme guapa, que es lo importante cuando una va a cualquier sitio (y no cómo los demás te vean), iba muy cómoda, esencial cuando una va a trabajar. Tengo que decir que esa noche fue especial porque mi familia la hizo especial. Invirtieron su tiempo en mi y se lo agradezco infinitamente. Mi hermana se las vio crudas con mis rastas y mi madre invirtió mañanas, tardes y noches en un mono que provocaba una inmediata admiración cuando decía que estaba hecho a mano.

La dedicación y pasión que pone mi madre en todo lo que hace es de admiración. Sus días tienen 4 horas más que el resto de los días de los demás mortales de la tierra y, sus ojeras, provocadas por las horas delante de la máquina de coser, siempre van acompañadas de una sonrisa. Sí, estas palabras las teclea su hija mayor, pero basta un café con ella para quedarte prendado. Os reto a comprobarlo.

Una vez más, gracias, familia, por hacer de ese día algo tan especial. 

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4 comentarios

  1. Claaaaro!!!!!! Cuando se tiene una madre q es una artista CON MAYÚSCULAS!!!!!!! Estas guapísima!!!!! Y el mono, como no podía ser de otra forma, precioso!!!!!!

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